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La paradoja del café: Otros innovan con lo que nosotros cultivamos, el viaje que Colombia aún debe completar

  • Foto del escritor: Coequind Tienda virtual
    Coequind Tienda virtual
  • 21 oct
  • 2 Min. de lectura
Capuchino, mocachino,machiato: el viaje que Colombia aún debe completar, la innovación en productos derivados del café que cultivamos.
Capuchino, mocachino,machiato: el viaje que Colombia aún debe completar, la innovación en productos derivados del café que cultivamos.

En las verdes montañas de Colombia, donde la bruma abraza los cafetales al amanecer, nace uno de los granos más preciados del mundo. Por generaciones, nuestras familias campesinas han cultivado con orgullo este legado, entregando su vida a la tierra para producir un café que conquista paladares globales. Sin embargo, en esta tradición yace una paradoja: parece que somos dueños del origen, pero no de la evolución, cosa que no es del todo cierta. Mientras nuestro grano viaja a mercados internacionales, otros han aprendido a contar historias que nosotros solo sembramos.


Versiones modernas del café popularizados a nivel mundial, combinados con métodos de preparación, han demostrado que el verdadero valor no está solo en el cultivo, sino en la transformación creativa. Nombres como capuchino que ritualiza las mañanas urbanas, el afogato que convierte el café en experiencia gourmet se popularizaban, mientras nacía el mocaccino como fusión de culturas en una taza. Muchos de estos nombres nacen de lugares que sin producir un solo grano de café, comprendieron que la innovación en la preparación puede ser tan valiosa como la materia prima misma.


 Imaginen un "Tintostre caribeño" con helado de mango y tamarindo, acompañado de un trozo de mantecada y bañado en un tinto cargado hecho con granos de café cultivados en la sierra nevada de Santa Marta,
 Imaginen un "Tintostre caribeño" con helado de mango y tamarindo, acompañado de un trozo de mantecada y bañado en un tinto cargado hecho con granos de café cultivados en la sierra nevada de Santa Marta,

El llamado ahora es a mirar nuestro café con nuevos ojos: no solo como producto de exportación, sino como lienzos para la creación. Imaginen un "cafino"( café andino que tenga notas de uchuva y crema de coco, lígeras notas de panela y aromas tropicales), un "Tintostre caribeño" con helado de mango y tamarindo, acompañado de un trozo de mantecada y bañado en un tinto cargado con granos de la sierra nevada de Santa Marta, nos queda claro el punto, necesitamos construir experiencias que narren nuestro territorio en cada sorbo. La lección está servida: debemos transitar de ser excelentes productores a convertirnos en creadores de tendencias, donde el café colombiano además de ser uno de los mejores a nivel global, sea la inspiración para las próximas revoluciones gastronómicas locales Colombianas y de Sur america para el mundo.


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